jueves, 29 de noviembre de 2012

Rol del docente a través de los paradigmas educativos



 La importancia del docente como uno de los protagonistas en el proceso de enseñanza-aprendizaje ha prevalecido en cualquier época, contexto o modelo pedagógico. A través de los diferentes paradigmas educativos, el maestro ha tomado distintos roles, estos han influenciado en alguna medida las practicas actuales. Consciente o inconscientemente el docente asume facetas dependiendo de las técnicas que aplica.



Por ejemplo, cuando se transmiten los contenidos sin dar oportunidad para la discusión y el análisis, porque la palabra del maestro es un hecho, se toma el papel del maestro tradicionalista. Entonces, nos convertimos en el centro del proceso de enseñanza ofreciendo en una forma narrativa o expositiva una gran cantidad de información, y medimos el aprendizaje en base a la capacidad de memorización de los estudiantes. Eugenia Brenes Rojas y Marta Porras Ortega definen al maestro tradicional en su libro Teoría de la educación, en el texto:


“El maestro era un espejo en el que debía contemplarse el alumno, porque el maestro reflejaba el ideal humano de la sociedad” (p. 362)[1]



Cuando intentamos captar el interés del alumno por medio de estímulos, asumimos el rol del maestro conductual. Estas técnicas donde se hace uso de los estímulos y reforzadores se aplica más claramente en la regulación de la disciplina dentro y fuera de las aulas mediantes refuerzos positivos ante una buena conducta del alumno. Skinner (1970) define al maestro en su teoría como sigue:



 “El maestro debe verse como un ingeniero educacional y un administrador de contingencias […] capaz de manejar hábilmente los recursos tecnológicos conductuales […] para lograr con éxito niveles de eficiencia en su enseñanza y sobre todo en el aprendizaje de sus estudiantes”[2]

En el mundo tan complejo como es el en que vivimos actualmente en los programas actuales se exige que le docente sea capaz de desarrollar o fomentar en el alumnado una serie de competencias y atender los 4 pilares de la educación definidos por la UNESCO. El aprender a aprender, aprender a hacer, aprender a ser y aprender a vivir juntos, no son conceptos nuevos. Estos han sido estudiados con anterioridad por psicólogos, filósofos y pedagogos, es decir, se han estudiado desde diferentes perspectivas. Estos personajes han documentado sus investigaciones y marcado líneas de acción por parte de los docentes en sus diversas teorías. Denise Vaillant (2005), reconoce la evolución necesaria de los docentes para enfrentarse al entorno socio-cultural y tecnológico actual del alumnado en la revista PRELAC:
“Para responder a las nuevas exigencias que hoy tienen nuestros sistemas educativos seguimos confiando en maestros y profesores a los que exigimos habilidades, competencias y compromisos cada vez más complejos […] Las nuevas demandas y conocimientos sociales inciden en la demanda de una redefinición del trabajo del docente, de su formación y de su desarrollo profesional. […]A los alumnos les llega la información por múltiples vías: la televisión, la radio, Internet. Los docentes no pueden permanecer al margen de estos nuevos modos de construcción de la realidad cotidiana.”[3]

Es verdad que el maestro en la actualidad podría no tener el prestigio que antes tenía, que inclusive sea acusado del bajo aprovechamiento del alumnado, que sea criticado y cuestionado en sus prácticas, sin considerar las carencias a las que se debe enfrentar en comparación con la educación en otros países con un nivel de aprendizaje superior. Pero no debemos desmotivarnos, el docente tiene la responsabilidad de formación de las generaciones venideras, en la medida en que seamos capaces de hacer el optimo uso de los recursos con los que se cuenta, por muy escasos que estos sean, podremos ser participes y testigos del aprender, como un despertar en los alumnos. El estimular en ellos el pensamiento crítico, el análisis, la experimentación y comprobación, los ayudaran a superar con éxito los obstáculos que puedan presentarse a lo largo de su vida, a no quedarse en el camino, a seguir instruyéndose y construyendo su personalidad.

Ing. Natividad de María Ortiz Acuña




[1] Eugenia B. R., Marta P. O. Teoría de la educación. San José. CR. UNED. 1. 1991.
[2] Skinner, B. F., Tecnología de la enseñanza. Barcelona: Labor, 1970.
[3] Denise Vaillant. (2005, Junio). Reformas educativas y rol de docentes. Revista PRELAC, 38, 38-52.

No hay comentarios:

Publicar un comentario